Cuando Volkswagen Alemania le otorgó autonomía de diseño a su filial brasileña, nació el hermoso Volkswagen SP2. Un coupé deportivo desarrollado íntegramente en Brasil entre 1972 y 1976, con mecánica aircooled, diseño llamativo y personalidad única, que reflejaba el ingenio local ante una economía cerrada al mundo.
El efecto Volkswagen SP2: diseño por sobre potencia
Desde la irrupción del Puma (otro deportivo sudamericano con base Volkswagen) allá por 1967, ningún auto regional había despertado tanto revuelo internacional como el Volkswagen SP2.
Su perfil largo, bajo y elegante, sumado a una silueta fluida que esconde el motor trasero como un secreto bien guardado, lo colocó de inmediato en el radar de entusiastas y diseñadores. Comparado con contemporáneos como el Datsun 240Z, el Volkswagen SP2 era más largo, más bajo… y más misterioso.

Esta es la famoso «modo brasilero»
El capó de líneas afiladas, los pasarruedas generosos y un techo de curva continua generaban una presencia escultural que, aún hoy, no envejece. No había necesidad de insignias ruidosas: bastaba con verlo pasar para entender que estábamos ante algo especial.
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Proyecto X: el origen artesanal de un ícono
Todo comenzó como un ejercicio interno en 1970. El equipo de diseño de VW do Brasil, bajo la dirección de Márcio Piancastelli y del ingeniero Schmiemann (ex Vemag), empezó a trabajar en lo que bautizaron internamente como Proyecto X, buscando tener un reemplazo para el Karmann Ghia
La idea era simple: crear un auto deportivo propio, que no dependiera de modelos europeos o alemanes. Una maqueta a escala real vio la luz a finales de ese año, y en apenas cuatro meses, el proyecto fue aprobado por Rudolf Leiding, entonces presidente de VW do Brasil.

Rudolf Leiding, lideró VW do Brasil del ’68 al ’71
En marzo de 1971, se presentó un prototipo funcional en una feria en São Paulo. La respuesta fue tan positiva que rápidamente se decidió llevarlo a producción.

Nunca se fue tan lejos en la creación de un modelo deportivo
El lanzamiento oficial ocurrió en junio de 1972, ya sin Leiding, quien había regresado a Alemania para convertirse en CEO del grupo Volkswagen en Wolfsburg.
Arquitectura VW con traje a medida
A diferencia del Puma, que recortaba el chasis del Escarabajo, el Volkswagen SP2 mantenía la plataforma estándar de VW: motor bóxer de cuatro cilindros, refrigerado por aire, suspensión trasera de eje oscilante con muelle compensador en Z, barra estabilizadora delantera y frenos de tambor.

Cutaway
La elección de mantener la distancia entre ejes original permitió conservar espacio interior suficiente para dos ocupantes, más una pequeña bandeja portaobjetos tras los asientos y un baúl sobre el motor con capacidad justa para un par de bolsos, asegurados con cinturones.

Parte superior de la carrocería en el «mármol»
En el frente, bajo el portón de apertura tipo escarabajo, había otro espacio de carga alfombrado, aunque poco profundo debido a la ubicación de la rueda de auxilio.
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SP1 y SP2: dos sabores, un mismo concepto
El SP se ofrecía en dos variantes: el SP-1, con un motor 1600 de 54 CV.
El Volkswagen SP2, que llevaba una versión aumentada a 1700 cc con carburadores más grandes y válvulas de admisión de 39 mm. También incorporaba un árbol de levas específico, aunque con una compresión moderada, adaptada a la baja calidad del combustible brasileño. El conjunto de este Boxer 8v OHV era de escasos 75 CV.
¿El resultado? Una estética de superauto… con prestaciones más bien terrenales. El Volkswagen SP2 alcanzaba los 160 km/h y ofrecía una aceleración modesta.
No era un coche rápido, pero sí agradable de conducir: la caja de cuatro marchas tenía recorridos cortos y precisos, ideales para el tránsito urbano, y la tercera se mostraba especialmente eficaz para conducción ágil y un agregadle tacto con un pomo en madera de jacarandá.
La cuarta, en cambio, estaba pensada para cruceros tranquilos en ruta: a 4000 rpm rodaba a unos 137 km/h, con un sonido de escape agradable y una serenidad notable para su época.
Al volante: confort inesperado en clave sport
Subirse al Volkswagen SP2 era una experiencia distinta. El interior, cuidado hasta el mínimo detalle, ofrecía asientos envolventes, con apoyacabezas independientes, respaldo reclinable y un nivel de ergonomía que sorprendía en un VW del segmento económico.
El espacio para piernas y cabeza era suficiente, incluso para conductores altos, siempre que se ajustara correctamente el respaldo.
El volante grueso y bien ubicado, los pedales correctamente espaciados y el tablero orientado al conductor completaban una atmósfera de gran turismo artesanal.
El panel incluía tacómetro, velocímetro y cuatro relojes adicionales montados con lógica y estilo. Aunque no todo era perfecto: el aire acondicionado era más simbólico que efectivo, y el pitido de la bocina, sacado directamente de un Escarabajo, rompía el encanto en cada cruce.
Dinámica y manejo: más GT que deportivo
En ruta, el Volkswagen SP2 era un auto sólido, bien construido, con 890kg apoyados sobre Pirelli Cinturato 185SR-14 (único caucho nacional que podría considerarse adecuado para un deportivo en esa época).
Sobre pavimentos lisos mantenía la línea con dignidad. Sin embargo, en superficies irregulares, el eje trasero con semiejes oscilantes podía generar cierta flotación, aunque el auto nunca se sentía inseguro.
Al carecer de servofreno, los frenos exigían mucha presión y proporcionaban una desaceleración progresiva y contundente.
No era un coche deportivo en términos absolutos, pero sí uno de los más placenteros de conducir dentro de lo que Brasil ofrecía en los ’70.

Si su corazón dio un salto al ver este auto, usted es tan deportivo como él.
La dirección transmitía confianza, el aislamiento acústico estaba bien logrado y la calidad de construcción se sentía en cada detalle: puertas que cerraban con solidez, acabados prolijos y un andar refinado.
El Volkswagen SP3
VW incluso consideró sustituir el motor refrigerado por aire por uno más potente del VW Passat (refrigerado por agua) en la parte delantera, cuyo prototipo se llamó SP3. Sin embargo, el valor de inversión para una producción normal sería muy elevado y el rendimiento, dudoso.
En aquel momento, las ventas del SP2 ya habían caído en picado y, desgraciadamente, el SP3 no era más que un prototipo.
Un objeto de culto
Hoy, a más de cincuenta años de su debut, el Volkswagen SP2 sigue siendo uno de los íconos más amados del diseño automotriz brasileño. Con apenas unos 10.000 ejemplares producidos, es una pieza de colección deseada tanto por su rareza como por su estética atemporal.

Exportados
Tan impactante fue el Volkswagen SP2 en la gama mundial de VW, que los directivos globales se preguntaron porque no exportarlo. Pronto descubrieron que, en varios aspectos importantes, como la altura de los faros, el coche no cumple con los requisitos de licencia de muchos países.
Esto no permitió si que 680 coches fueron exportados oficialmente a otros países como Chile, Bolivia, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Zaire, México y Nigeria.
No será recordado por su potencia, pero sí por su osadía: la de haber demostrado que en América del Sur también se podía soñar en grande.
Textos: © Ing. Dario Bakus para TargaSport
Fotos: © TargaSport, AUTOentusiastas, Quatro Rodas, VW Brasil, otras Unknown
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